Mientras esperaba para reunirme con Jay Graber, CEO de Bluesky, en el piso 25 de un edificio de oficinas del centro de Seattle, me quedé mirando el paseo marítimo de la ciudad y pensé: "Maldita sea". En todas direcciones se extendía un muro de niebla densa, gris y trágicamente aburrida. Y yo estaba a punto de entrevistar a la directora de una plataforma social que lleva el nombre del buen tiempo. Para colmo, sería filmado.
Entonces ocurrió algo milagroso. Momentos antes de que Graber apareciera, la niebla se disipó. La bahía de Elliott brillaba bajo el sol. Podía ver más allá de las ondulantes colinas de la isla de Bainbridge hasta un pico nevado, y el cielo era, sí, completa y totalmente azul.
La permanencia de Graber en Bluesky ha tenido esta feliz cualidad, empezando por su nombre de pila, "Lantian", que, en un triunfo para los partidarios del determinismo nominativo, significa "cielo azul" en mandarín. Aunque el hecho de que "Jay", el nombre por el que se le ha conocido durante años, también signifique una criatura alada que surca los cielos, es una coincidencia. Cuando Graber se unió a Bluesky en 2019, era un experimento dentro de Twitter. La idea era crear una plataforma social que diera más control a los usuarios. Eso ocurrió cuando Bluesky se lanzó como un servicio solo por invitación en 2023, y para cuando se abrió al público en general un año después, Twitter se había convertido en la cámara de eco de la derecha conocida como X. Bluesky se transformó rápidamente en un refugio para una coalición de izquierdistas, liberales y never-Trumpers (adversarios de Trump).
La directora ejecutivo, de 34 años, es diferente a la mayoría de los ejecutivos de redes sociales. A principios de este año, después de que Mark Zuckerberg luciera en Meta una camiseta que hacía un guiño a su condición de rey, Graber se puso un top casi idéntico que abogaba por un mundo sin reyes. La refutación llamó la atención de la prensa, y Bluesky acabó ganando mucho dinero vendiendo la camiseta. Pero también refleja su idea de que, en última instancia, este proyecto no puede estar controlado por un único líder.
De hecho, Graber, antigua ingeniera de software, parece más animada cuando habla de la infraestructura única de su mundo sin reyes. La base de Bluesky, así como de otras aplicaciones más pequeñas, es el protocolo Atmosphere (AT), un conjunto de reglas que los servidores utilizan para comunicarse. Este protocolo de código abierto permite que los espacios digitales soberanos se integren entre sí según sea necesario. Dos aplicaciones con ideas complementarias sobre moderación o anuncios pueden trabajar juntas… o no. Depende de ellas.
Graber considera Atmosphere nada menos que el futuro democratizado del internet social, y me recalca que los desarrolladores están creando activamente nuevos proyectos con él. En sus sueños, estos proyectos son tan grandes, o incluso más, que Bluesky. En otras palabras, puede que sus ambiciones no sean realistas, pero sí elevadas. Por ahora, Graber es una rebelde ambiciosa sobre la que todavía brilla el sol.
Esta entrevista ha sido editada para mejorar su comprensión.
Kate Knibbs: Cuando hablamos hace unos meses, Bluesky había superado los 25 millones de usuarios. ¿Dónde están hoy?
Jay Graber: Tenemos 34.6 millones de usuarios.
¿Cómo es su día a día en este momento?
Son muchas contrataciones. Nos estamos preparando para hacer de esto una experiencia social más grande para más gente, tanto dentro de la aplicación Bluesky como fuera de ella.
¿A cuántas personas has contratado?
En noviembre, durante nuestra racha de crecimiento, éramos unos 20. Ahora somos 25, y probablemente superemos los 30 pronto. Estamos creciendo a un ritmo que nos resulta sostenible.
¿Qué hitos esperan alcanzar a finales de 2025?
Nos entusiasman algunas funciones de las que llevamos mucho tiempo hablando, como las comunidades y la verificación. La verificación es la más desarrollada. La estamos implementando por etapas.
Días después de que WIRED hablara con Graber, Bluesky puso en marcha herramientas para ayudar a los usuarios a autenticar su identidad y disuadir a los suplantadores.
Háblame de la función de comunidades.
Mucha gente no se da cuenta de que Bluesky es un poco como Reddit y Twitter simultáneamente, porque puedes crear feeds que son esencialmente comunidades: el feed científico está dirigido por científicos, moderado por especialistas y tiene sus propias reglas. Pero ahora hay que salir de la aplicación para hacerlo. Los servicios de terceros, como SkyFeed o Graze, permiten crear feeds.
Así puedes crear y supervisar muchos feeds en una interfaz, pero es una aplicación independiente. ¿Están incorporando esta función al propio Bluesky?
Hemos hablado con personas que gestionan estos feeds y les gustaría disponer de mejores herramientas para convertirlos en comunidades dentro de la app de Bluesky. Así que esa es la gran idea: facilitar la creación y administración de un feed personalizado.
¿Tienen alguna fecha prevista?
A finales de año.
Volvamos atrás. ¿Cómo acabaste creando una plataforma social descentralizada?
En la universidad, me especialicé en Ciencia, Tecnología y Sociedad, una carrera muy interdisciplinar. Estudié las monedas virtuales y pensé que iban a ser disruptivas, así que me interesé por involucrarme en el tema. Trabajé en Zcash, una criptomoneda que combinaba tecnología descentralizada con privacidad. Me gusta ver cómo surge una nueva tecnología y preguntarme: "¿Qué se puede hacer con esto?" Al cabo de unos años, me di cuenta de que se podían construir mejores redes sociales que no estuvieran en una blockchain, pero que usaran algunos de esos componentes. Empecé a investigar y a crear redes sociales descentralizadas. Entonces, cuando Jack Dorsey anunció en 2019 que Twitter estaba trabajando en un protocolo descentralizado, ya me consideraban una experta en la materia.
Siempre pensé que Bluesky comenzó como un Skunk Works (unidad de desarrollo avanzado) dentro de Twitter.
Era un skunkworks, pero con colaboradores externos. Yo era contratista. Quería independencia, porque el viejo Twitter se movía despacio. Jack Dorsey era nuestro mayor defensor, pero entonces Elon Musk dijo que iba a comprar Twitter, y lo echó todo por la borda: no se iban a poner en marcha nuevos proyectos, y menos algo tan ambicioso como Bluesky. Fue entonces cuando empezamos a pensar que debíamos experimentar con la creación de nuestra propia aplicación.
Has mencionado tu experiencia en criptomonedas. El mayor inversor de Bluesky es una empresa de capital riesgo especializada en criptomonedas. ¿Bluesky tiene más en común con una startup de criptomonedas de lo que podría pensarse?
Bueno, el término Web3 se asoció mucho con la criptomoneda, así que no es una buena palabra para describir lo que estamos haciendo. Pero si pensamos en Web3 como una evolución de la Web 2.0, eso es más o menos lo que estamos haciendo. Estamos transformando los medios sociales basados en empresas centralizadas en algo abierto y distribuido. Ese era un objetivo subyacente al movimiento Web3, solo que no nos basamos en la infraestructura técnica de una cadena de bloques. Se pueden conseguir muchas de las mismas cosas utilizando los principios de la web abierta y tecnologías más cercanas a la Web 1.0.
Nuestro sistema de identidad permite usar un nombre de dominio como nombre de usuario; por ejemplo, puedes tener "wired.com" como parte de tu identificador. Es una tecnología de la Web 1.0 llevada a la esfera de las redes sociales. Creo que nuestros inversores vieron esa visión y están entusiasmados con la idea de construir un ecosistema de desarrolladores más amplio. Queremos inversores interesados en que todo este mundo de redes sociales cobre vida, no solo Bluesky.
Los usuarios de Bluesky ya pueden publicar videos. Mucha gente considera a Bluesky un competidor de X. ¿También quieren competir con TikTok?
Nos basamos en un protocolo abierto, y otras aplicaciones están empezando a ocupar esos espacios libres. Una aplicación llamada Skylight es más una alternativa directa a TikTok: permite publicar clips cortos y editarlos dentro de la app. Bluesky tiene videos, pero es más una función secundaria. Lo bueno de un protocolo abierto es que puedes pasar de Bluesky a Skylight y conservar a tus seguidores. Es decir, te acompañan entre aplicaciones.
¿Cómo funciona?
Digamos que descargas Skylight desde la tienda de aplicaciones y, si quieres, puedes iniciar sesión con tu nombre de usuario de Bluesky. Entonces tienes los mismos seguidores, y las fotos o videos que publiques en Skylight también pueden aparecer en Bluesky, y viceversa.
¿El equipo de Bluesky ha tenido algo que ver con el desarrollo de Skylight, o es algo totalmente independiente?
Totalmente independiente.
¿Cómo son sus relaciones con la gente que desarrolla otras aplicaciones en el protocolo?
Hace poco se celebró la Conferencia Atmosphere, y allí conocimos a muchas personas que están creando aplicaciones que no conocíamos. Hay servicios de mensajería privada y nuevas herramientas de moderación. La ventaja para los desarrolladores de un ecosistema abierto es que no tienen que empezar de cero cada vez: ya hay 34.6 millones de usuarios a los que pueden recurrir.
Cuando hablas de este "nuevo ecosistema de aplicaciones", ¿te refieres a que tú eres la CEO de todo eso, o solo de Bluesky?
Yo solo soy la CEO de Bluesky. Creamos el protocolo y mantenemos la aplicación Bluesky, pero el protocolo va a cobrar vida propia. Algunas partes se estandarizarán, otras serán administradas por la comunidad, y evolucionará en diferentes direcciones a medida que nuevas personas le den forma.
Si una de estas aplicaciones explotara y superara a Bluesky, ¿ayudaría o perjudicaría al negocio?
Nos ayudaría, porque se trata de servidores compartidos.
Digamos que la aplicación de video, Skylight, se convierte en megaviral. ¿Cómo se vuelve relevante ese servidor compartido?
Eso significa que también podrías ver todos esos clips en Bluesky. Probablemente cambiaría la forma en que la gente interactúa en Bluesky, porque todo ese contenido vendría de otra aplicación. Además, una de las vías de monetización que hemos mencionado son los servicios para desarrolladores.
¿Cómo piensan ganar dinero?
Pronto habrá suscripciones. Los próximos pasos son estudiar qué mercados pueden abarcar estas distintas aplicaciones. Otras aplicaciones del ecosistema están experimentando con publicaciones patrocinadas y cosas similares. Creo que los anuncios acabarán apareciendo de alguna forma, pero no los implementaremos como en las redes sociales tradicionales. Dejaremos que la gente experimente y veremos qué funciona.
Existe una gran afluencia de creadores de contenido a Bluesky, pero aún no hay una forma directa de que moneticen su trabajo. ¿Van a cambiar eso?
Les proporcionamos mucho tráfico, que puede convertirse en ingresos. Algo importante es que no penalizamos los enlaces en el algoritmo, así que, si eres creador en YouTube o tienes un Patreon y publicas esos enlaces en Bluesky, obtendrás más tráfico, incluso con menos seguidores. Esto aplica tanto para pequeños creadores como para organizaciones de noticias. Hemos oído a grandes medios decir que Bluesky ofrece mejores índices de clics y de suscripción.
WIRED puede dar fe de ello: la plataforma se ha convertido en uno de sus principales motores de tráfico y fuente de nuevos suscriptores.
Estrellas del Partido Demócrata como Barack Obama y Hillary Clinton también se han unido a Bluesky. ¿Están haciendo algo para atraer a celebridades y personas influyentes?
Estamos llevando a cabo una labor de acercamiento a la comunidad. Vemos un gran crecimiento en sectores donde quizás no haya grandes celebridades, pero sí mucha tracción, como los medios deportivos. Por ejemplo, la periodista deportiva Mina Kimes consiguió muchos seguidores muy rápidamente. Tenemos desarrolladores de videojuegos, profesionales del deporte y científicos.
¿Le darías la bienvenida al presidente Trump?
Sí, Bluesky es para todos, y creemos que, con el tiempo, la conversación pública en general debe apoyarse en un protocolo abierto. Eso permite que cada persona elija sus propias preferencias de moderación. Creemos que es lo suficientemente flexible como para servir a todos los casos y a todo el mundo.
Estamos en un momento en el que la libertad de expresión está amenazada. ¿Qué opinas al respecto?
Creo que construir sobre un protocolo abierto es la base más duradera para la libertad de expresión. Estamos creando un patrimonio digital de datos de usuario, donde cada quien puede controlar su identidad y sus datos. Estamos construyendo una infraestructura que, espero, perdure mucho tiempo. Bluesky es solo un lugar desde el cual se puede participar en la conversación.
Es como la propia web. Al principio teníamos America Online (AOL) como puerta de entrada a internet. Si el portal web de AOL no te mostraba algo, era mucho más difícil de encontrar. Luego aparecieron otros navegadores, que te conectaban con la red. Hoy, cualquiera puede crear un blog y expresar sus opiniones en línea. Existen sitios grandes, como Substack o Medium, pero también puedes alojar tu propio sitio. Ese es el tipo de ecosistema que estamos construyendo: un entorno donde cualquiera pueda autoalojarse. Y entonces, la cuestión de la "libertad de expresión, no de alcance" se vuelve muy tangible. Los medios del mundo pueden establecer sus propias normas de moderación, pero si alguien no está satisfecho con ellas, puede crear un nuevo sitio o alojar su propio blog.
¿Qué significa para ti "libertad de expresión, no libertad de alcance"?
Desde el principio, incorporamos la libertad de expresión al protocolo. Cualquiera puede crear lo equivalente a un nuevo blog. Luego, sitios como Bluesky deciden cómo priorizar el alcance.
¿Y "alcance" aquí significa cómo Bluesky difunde, o no, tus entradas? ¿Así que la gente puede decir lo que quiera, pero tiene que vivir con la forma en que Bluesky modera sus palabras?
Si quieres cambiar las reglas, puedes crear tu propio espacio o buscar otro que se ajuste a lo que necesitas. Dentro de los parámetros de Bluesky, nosotros establecemos las reglas.
Dado tu interés por los espacios descentralizados, tengo curiosidad por saber qué opinas de los estados descentralizados o "en red", que son, en teoría, países emergentes: un grupo de personas con ideas afines que se conocen por internet y, por ejemplo, compran tierras juntas. ¿Sigues el movimiento de los Estados en red?
Tendremos que hacer muchas pruebas y errores para desarrollar una buena gobernanza en la esfera digital, así que, tal vez, mucho más adelante eso pueda trasladarse al mundo real. En parte, veo lo que estamos haciendo como la construcción de una infraestructura cívica en formato digital. Los medios sociales son la forma en que recibimos las noticias y nos informamos, y si puedes hacer que el control sea democrático, pluralista y abierto, creo que eso se traducirá, más adelante, en estructuras sociales más democráticas.
¿Cómo compagina el deseo de proporcionar infraestructuras cívicas con el hecho de ser Director General de una empresa con fines de lucro?
Tenemos mucha infraestructura al servicio de otras aplicaciones de la red, y creo que eso es muy valioso económicamente a largo plazo. Al principio de la historia de internet, existían unos protocolos que no permitían la monetización, pero significaban que cualquiera podía crear un sitio web. Luego, quienes crearon los motores de búsqueda y los navegadores para acceder a la nueva web fueron, en última instancia, empresas muy grandes.
¿Siguen trabajando para conseguir alguna de las ambiciones que tenían cuando empezaron en 2019, o hay alguna que ahora les parezca imposible?
Sí. Ahora mismo, Bluesky se parece a Twitter, Flashes a Instagram y Skylight a TikTok. Pero se pueden construir o combinar cosas de formas totalmente nuevas, o crear experiencias sociales que no sean necesariamente grandes aplicaciones sociales convencionales. Ese tipo de experiencias son las que me entusiasman. La visión a largo plazo no es solo una nueva forma de aplicaciones sociales, sino una nueva capa para la web: lo que Web3 aspiraba a ser, pero sin blockchain.
Estoy recordando una conversación que tuve hace una década. El fundador de Internet Archive, Brewster Kahle, hablaba de reinventar la web de una forma similar.
Conseguí mi primer trabajo en criptografía de código abierto, en Zcash, a través de la cumbre Decentralized Web del Internet Archive. Ese fue uno de los lugares donde tuve mi primera visión de toda la gente que estaba construyendo cosas en el espacio de la web descentralizada.
El año pasado escribí sobre las luchas legales de Internet Archive. Algunos grupos del mundo del libro apoyan ferozmente su préstamo digital; otros se oponen ferozmente. Veo una tensión similar entre los usuarios avanzados de Bluesky. Algunos quieren que la aplicación sea más activa en la moderación de contenidos, pero eso parece chocar con los principios de la descentralización, donde lo ideal es que ningún organismo pueda prohibir o bloquear a nadie. ¿Lo ves como un problema para Bluesky?
Siempre va a haber conflictos cuando la idea que una persona tiene de pasárselo bien en línea entra en conflicto con la de otra. La gente tiene ideas diferentes sobre la seguridad. Todo espacio necesita cierta moderación. El objetivo de construir un ecosistema abierto es apoyar la coexistencia de personas con diferentes puntos de vista. No tienen por qué estar todos en la misma sala, acatando las mismas normas. Tal vez puedan estar en habitaciones contiguas, o tal vez sea como si dos edificios de hotel estuvieran conectados.
Al fin y al cabo, establecemos algunos parámetros de lo que creemos que es un comportamiento aceptable en Bluesky, y si no estás de acuerdo con ellos, puedes desviarte y construir otra aplicación adyacente.
¿Cómo es su relación con Jack Dorsey ahora?
Jack ya no está involucrado. Él estaba enfocado en las tecnologías descentralizadas, y al principio ayudó a varios proyectos a despegar. Financió otro proyecto distribuido que, por ahora, creo que es el que probablemente prefiere, Nostr, que comparte muchas similitudes arquitectónicas con Bluesky, pero funciona más como un monedero de criptomonedas. Necesitas claves. Tienes que ser un poco más sofisticado como usuario.
¿Cuál es tu argumento para que la gente se una a Bluesky?
Es un gran momento para dar forma a la cultura y al futuro de Bluesky. Las personas que han creado paquetes de inicio, han creado feeds y se han implicado en la comunidad han experimentado un gran crecimiento, incluso si antes no eran grandes nombres en otras plataformas. Para los creadores, nadie ha comprendido del todo que esta puede ser la última identidad social que tengan que crear. Registrarse ahora no es solo comprometerse con otra aplicación de microblogging, es comprometerse con una nueva era social, con una especie de pasaporte digital que se mueve contigo.
¿Hay algo más que quieras que la gente sepa sobre Bluesky?
Es un juego de "elige tu propia aventura". Puedes entrar y personalizar la experiencia tanto como quieras. Si no encuentras lo que buscas dentro de la aplicación Bluesky, puede que haya otra aplicación dentro del ecosistema del protocolo que te dé lo que quieres. Si no lo encuentras, puedes construirlo. No tendrás este nivel de control en ningún otro sitio.
Artículo publicado originalmente en WIRED. Adaptado por Alondra Flores.